General Rafael Buelna Tenorio (El Granito de Oro)

Al darse el
levantamiento maderista, se incorporó a las filas del General Martín Espinoza,
quien posteriormente tomo la ciudad de Tepic, Nay., Combatió a los federales en
Peñas y Acaponeta, expulsándolos del estado hasta Mazatlán.
Al darse el cuartelazo huertista, se volvió a unir con el
General Espinoza, que estaba al mando de las Fuerzas Rebeldes de Sinaloa.
Buelna, logro levantar en armas a un pequeño ejército integrado
por 1,300 combatientes, desde Culiacán hasta Mazatlán. En Culiacán, tomó el Palacio
de Gobierno y obligo al gobernador Felipe Riveros a
pronunciarse en contra de Huerta.
Se incorporó a la División del Noroeste al mando del General
Álvaro Obregón, con el grado de General Brigadier junto a Ramón Iturbe, Armando
Galeana y Manuel M. Diéguez.
Buelna tomo Tepic, Nay., sin disparar una sola bala, ya que
las fuerzas federales se habían retirado hacia Guadalajara. Por su parte,
Obregón e Iturbe tomaban los puertos de Topolobampo y Mazatlán, pactando con
los funcionarios huertistas y dejándoles escapar por mar hasta Manzanillo.
Este hecho enfureció a Rafael Buelna, quien cabalgó con Rafael
Garay desde Tepic hasta el sur de Sinaloa, con el fin de arrestar a Obregón al
que consideraba traidor por haber dejado ir a esos huertistas.
Buelnita, como le conocían sus compañeros militares, se
presentó en Quilá con casi cien soldados de caballería e irrumpió violentamente
en el campamento de Obregón.
Su objetivo era arrestarlo para llevarlo al paredón y
reemplazarlo con Manuel M. Diéguez, jefe de la Segunda División del Noroeste. Finalmente,
Diéguez intercedió por la vida de Obregón (Obregón años después le pagaría a
Diéguez con el paredón).
Por lo anterior, Obregón siempre le tuvo odio al joven general
y porque sospechaba también que Buelna simpatizaba con el villismo, mientras avanzaba
a la Ciudad de México, Obregón, le ordenó regresar a Sinaloa con sus tropas y
esperar nuevas instrucciones de Juan José Ríos, General en Jefe de la División
de Occidente.
Finalmente, el General Buelna deserto con una buena parte de
su caballería, marchando rumbo a Durango, para de ahí pasar a Chihuahua y
unirse a Francisco Villa.
Villa pronto se encariñó con el joven general, apodándolo “Mi
Muchachito” o “El Granito de Oro”. Contaba con 23 años, pero parecía aún más
joven. Dice Villa de él, en sus memorias:
“Parecía bastante joven, unos veinte años, de aspecto pulcro y
al parecer muy inteligente, aunque no era fuerte físicamente. Parecía contento
de verme y no tenía nada en contra de recibir órdenes”.
Buelna fue ascendido a General de Brigada y fue nombrado Jefe
de la División de Occidente, dándole el mando de las operaciones en Sinaloa,
Nayarit y Jalisco.
A la derrota del villismo se desterró voluntariamente en San
Luis, Missouri, a donde su familia había marchado previamente, el los alcanzo en
noviembre de 1915. En 1919, regresó de su destierro y comenzó a dedicarse al
periodismo y a los negocios y menos a la política.
A mediados del año de 1923, cuando se enteró del inicio de la
rebelión de la huertista en contra de Obregón, de inmediato se puso a las órdenes
de Enrique Estrada.
Éste, le concedió el mando de las tropas acantonadas en Sinaloa,
Nayarit y Jalisco, de inmediato empezó a combatir a los generales Juan Carrasco
en Sinaloa y Lázaro Cárdenas en Jalisco. En un lapso de siete meses los derroto
varias veces.
En Jalisco tomo los pueblos de La Barca, Ayotlán, Degollado y
Teocuitatlán, en este último derrotó al General Lázaro Cárdenas tomándolo prisionero,
le respeto la vida y lo puso en libertad una semana después. De ahí avanzo
hacia Morelia, con el fin de tomar la plaza.
Cuando estaba llevando a cabo un reconocimiento, el 23 de
enero de 1924 recibió una bala de Mauser en la cabeza. Sus hombres levantaron
su cuerpo y le dieron parte al General Estrada de su muerte. El General Estrada,
decidió mantener el ataque, tomando la plaza, cuatro días después de la muerte
de Buelnita.
Murió a la edad de 33 años. El Gral. Rafael Buelna Tenorio no
solo fue el general más joven de la Revolución Mexicana, su vida ofrece un
registro puntual de su arrojo, inteligencia y respeto a sus principios, lo que
habla de un hombre y militar de una sola pieza para orgullo de los Sinaloenses.
Murió en la Toma de Morelia, un 23 de enero de 1924.
En 1930, sus restos fueran trasladados de Morelia a Sinaloa.
Se le nombró, en 1974, Hijo predilecto de los sinaloenses, además, la
Federación de Estudiantes Universitarios de Sinaloa colocó una placa en la
entrada del edificio central, en la cual se puede leer:
“Un Granito de Oro desprendido de las vetas del ideal
revolucionario”
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