miércoles, 13 de junio de 2018

Anecdotas de la Revolución (La Adelita, el corrido más popular de la Revolución Mexicana)


La Adelita, el corrido más popular de la Revolución Mexicana

Cabe hacer mención, que, aunque el corrido de La Adelita hace referencia a una mujer, el sentido de la palabra. La Adelita o las Adelitas abarca a todas aquellas mujeres (también conocidas como soldaderas) que acompañaron a sus hombres en las batallas de la Revolución.

Lo mismo atendían heridos, hacían la comida, preparaban el campamento, acarreaban armas y municiones o de plano le entraban en la lucha si era necesario.

Las adelitas son símbolo de la fortaleza de la mujer mexicana, valiente y orgullosa, que no mide el peligro con tal de cuidar a los suyos. Por lo anterior es uno de los corridos más populares de la Revolución Mexicana.

Pero ¿Cuál es el origen del corrido?, según se sabe y de esto hay muchas versiones.

El corrido se inspiró en una enfermera de nombre Adela Valverde, una enfermera de la Brigada del General Domingo Arrieta, ubicada en ese entonces en Ciudad Juárez. Luis S. Reyes, se dio a la tarea de hacer una adaptación de una melodía popular y le hizo un arreglo para que la tocara una banda.  La misma tropa se encargó de irle poniendo letra al corrido que se hizo muy popular entre los Dorados de Villa.

Cuentan que Adela tenía un novio, un sargento zacatecano de nombre Antonio del Río que lamentablemente murió en Torreón al cruzar la línea de fuego.


Personajes de la Revolución (Félix Díaz "El sobrino de su tío")



Félix Díaz (El sobrino de su tío)

Murió en su cama, apaciblemente, cuando el tiempo reclamó su cuerpo. El 9 de julio de 1945 se entregó a los brazos de la muerte asolado por la frustración. Vivió creyendo que con el apellido Díaz, la Patria entera se postraría a sus pies. Estaba equivocado.

Félix Díaz fue un soldado mediocre. Intentó rebelarse tantas veces como pudo y fracasó una y otra vez. Ni siquiera la caída de Madero se debió a su talento, por demás escaso, había sido Huerta quien manejó los hilos de la política y al final se quedó con el poder.

La sombra de Porfirio Díaz lo persiguió toda su vida. No heredó ni el carisma ni la autoridad ni la inteligencia para dar el golpe en el momento adecuado.

Santos Chocano lo definió soberbiamente: “La mentecatez, que es siempre audaz como la ignorancia, guía los pasos de un señor Félix Díaz que, a título de sobrino del famoso Porfirio, se cree ungido por los hados para continuar la dinastía y prestarse a hacer un papel secundario y ramplón”.

Con su muerte, desapareció el último de los traidores. Lentamente habían sido devorados por la inercia de su traición.

Personajes de la Revolución (Un Espía Alemán en la Revolución Mexicana)

Un Espía Alemán en la Revolución Mexicana


En la Revolución Mexicana, participo un sinnúmero de personajes, que, por no ser conocidos, no dejan de tener importancia en el mencionado movimiento armado. Dentro de ellos, sobresale un ciudadano alemán cuyo trabajo fue clave y pudo cambiar la historia de nuestro país

Se trata de Félix A. Sommerfeld, el cual era un agente de inteligencia alemán que se convirtió en uno de los aliados más importantes de Don Francisco I. Madero. El apellido Sommerfeld no figura en ningún libro de historia oficial, no existe, al menos en los libros de texto gratuitos. Por lo anterior, como buen espía que era, uno de sus mejores éxitos fue pasar desapercibido.

Sin embargo, gracias a la investigación de Heribert Von Feilitzsch, quedo al descubierto el papel que Sommerfeld jugó en la Revolución Mexicana. Para su conocimiento, El alemán Sommerfeld, fue asesor y confidente del presidente Madero mucho antes de que fuera electo presidente y también fungió como enlace del ministro alemán en México, Almirante Paul von Hinze y si se quiere, este personaje puede ser considerado como uno de los pioneros del servicio de inteligencia de nuestro país.

Cuentan las crónicas que “Sus habilidades organizativas y la ayuda que le brindaron sus contactos en las altas esferas del gobierno estadounidense produjeron una notable red de agentes a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos que después aprovecharía para unirse a la lucha contra Victoriano Huerta, cuando éste dio un golpe de estado y asesino al Presidente Madero.

Cabe hacer mención, que, algunas versiones señalan que Alemania apoyó el golpe de Estado de Victoriano Huerta contra el gobierno de Madero; sin embargo, en el libro se puede comprobar, que el gobierno alemán no tuvo nada que ver en ese golpe de estado.

De hecho, en el libro se menciona que Sommerfeld fue uno de los primeros en advertirle al presidente Madero de la traición del General Victoriano Huerta, y también se sabe, que fue uno de los más activos combatientes en la lucha contra el usurpador.





Hechos de la Revolución (La Expedición Punitiva de Pershing.)


La Expedición Punitiva de Pershing.

El 16 de marzo de 1916, al sur de Columbus, cerca de 10 mil soldados norteamericanos cruzaron la frontera al sur de Columbus, al mando del General John “Black Jack” Pershing, iniciándose con este hecho la llamada “Expedición Punitiva”, con el fin de capturar al General Francisco Villa.

La Expedición Punitiva estaba integrada al principio por:

La 1/a. Brigada, al mando del coronel James Lockett, compuesta por el 11/o. Regimiento de Caballería, el 12/o. Regimiento de Caballería y un Batallón de Artillería de Campaña.

La 2/a. Brigada, al mando del coronel John J. Beacon, compuesta por el 6/o. Batallón de Infantería, el 16/o. Batallón de Infantería, dos Compañías de Ingenieros, una Compañía de Ambulancias, un hospital de campaña, un cuerpo de señales, un escuadrón aéreo y dos Compañías de Transportes. Asimismo, tiempo después, estas unidades fueron reforzadas convenientemente.

Por más de once meses Pershing busca a Villa, durante ese periodo de tiempo, ocurrieron dos enfrentamientos con fuerzas constitucionalistas, ya que estas tropas se internaron más allá de lo permitido llegando hasta la ciudad de Hidalgo del Parral, en donde el 12 de abril de 1916, tuvieron un enfrentamiento las tropas norteamericanas al mando del Mayor Frank Tompkinscon con los pobladores del lugar, encabezado por la señora Elisa Green y la otra se llevó a cabo el 21 de junio de 1916, en la localidad de El Carrizal, entre tropas norteamericanas al mando del Capitán Charles T. Boyd y tropas mexicanas al mando del General Félix U, Gómez, muriendo los dos en el combate.

La expedición contra Villa duró un total de once meses, en los cuales los soldados avanzaron por el desierto con grandes dificultades tanto por el clima como por la resistencia de los habitantes de los pueblos por los que transitaban, que veían en la presencia estadounidense una intromisión a sus tierras. Además, los soldados gringos no dudaban en robar agua, alimento, ganado e incluso asesinar sin razón a los pobladores, por lo que su presencia era totalmente indeseable.

En enero de 1917, tras vislumbrar la imposibilidad de capturar a Villa en un terreno que era ajeno, hostil y desconocido, Pershing retiró sus tropas hacia Palomas y posteriormente en febrero del mismo año, abandono finalmente el país, dando por terminada la mal llamada “Expedición Punitiva”

“Precise usted en dónde está Francisco Villa.” Cuando recibió la respuesta, Carranza encolerizó, la contestación decía así:

“Señor, tengo el honor de comunicarle que Francisco Villa, según informes verídicos llegados a esta Comandancia Militar, ahora se encuentra en todas partes y en ninguna.”

Después Carranza se enteró que su telegrama había sido interceptado por los villistas y que la contestación la había dictado el propio Villa.

Uno de los resultados de este hecho, es que Villa se convierte en símbolo popular de la resistencia nacional contra los norteamericanos.

Por último, cabe hacer mención que Pershing nunca hubiera podido encontrarlo, por la sencilla razón de que Villa estaba escondido en una cueva de Coscomate, ubicada en la Sierra de Matalotes, en donde se estaba curando de un balazo que recibió en una pierna, en el combate de Ciudad Guerrero ocurrido el 27 de marzo de 1916, contra tropas del General ex villista Manuel Cavazos.


Hechos Trágicos de la Revolución (Buadelio “El Güero” Uribe "El mocha orejas")


Buadelio “El Güero” Uribe "El Mocha Orejas"

Cuando llego el General Francisco Villa a Aguascalientes, con el fin de reorganizar su maltrecha División del Norte, se dio cuenta, que la existencia de municiones y granadas tocaba a su fin.  Por lo que mando a su hermano Hipólito Villa conseguir esas municiones en Estados Unidos, cosa que no pudo conseguir su hermano, dándole cuenta por medio de un telegrama, que era imposible hacerlo, ya que los americanos no permitían el paso de un solo cartucho y que mantenían estrechamente vigilada la frontera.

Por lo que decidió, reconcentrar sus tropas en Torreón, mientras solucionaba el asunto de los pertrechos que le faltaban. Por esos días, llego a la ciudad un joven novillero de nombre Ignacio Gómez, quien era hermano del finado torero Merced Gómez, y quien mostraba grandes dotes para la tauromaquia y aseguraban los enterados que iba ser superior al llamado “Califa de León”.

El día de su debut, se encontraban en primera fila los generales Baudelio Uribe y Calixto Contreras, el primero tenía la fama de además de ser valiente, ser un sanguinario. Estos generales eran grandes aficionados a los toros, por eso, olvidándose por un momento de las derrotas sufridas, se dispusieron a disfrutar la corrida, ya que el propio Baudelio “El Güero” Uribe, había escogido 4 novillos que tomo de la Hacienda de la Osa de cruza española y dos más, de la Hacienda de las Cañas, cercana a Torreón, dando cumplimiento a la orden recibida del General Villa. Los animales   eran bravos, gordos y fuertes, de manera que se esperaba   una gran corrida.

La plaza, desde muy temprano, se llenó por todos los tendidos, ya que no sólo el público de Torreón asistió; sino la mayor parte   de los componentes   de las fuerzas   villistas, de manera que el éxito pecuniario estaba completamente asegurado

El General Baudelio “El Güero” Uribe era oriundo de Jiménez, Chih., en donde, desde muy niño se dedicó a la matanza de reses, porque su padre era carnicero. Muy joven se incorporó a la División del Norte, ascendiendo rápidamente por riguroso escalafón, porque no sólo era valiente, sino que procuraba por cuantos medios estaban   a su alcance satisfacer    los deseos de Villa.

La corrida transcurrió sin novedad, luego Nacho Gómez se tiro a matar y lo hizo con tal maestría que, casi inmediatamente cayo el toro agonizante, el publico frenético pidió que le dieran el rabo y las orejas, sin medir palabra “El Güero Uribe” brinco al ruedo y al fin carnicero, le corto el rabo y las orejas al toro y se las ofrendo al torero. Sellando con un abrazo ese momento.

En la noche de ese día, los generales villistas cenaron con el novillero y durante la cena, la conversación derivo hacia la situación actual que pasaba el villismo. Baudelio Uribe comento que muchos villistas empezaron a desertar de las filas de la División del Norte, abandonando a su suerte al General Francisco Villa, que los colmo de favores y de dinero, y lo que era peor, que esos se habían convertido en sus enemigos. Y agrego:

“Sabes Nacho, ahora que brinqué al ruedo para ser yo quien le cortara para ti las orejas al toro, se me ocurrió que eso es lo que debe hacerse con todos los traidores y cobardes que están abandonando   a mi   General Villa”

“Hay que cortarles las orejas, para que, por donde quiera que vayan no puedan ocultar su cobardía y traición, eso se debe de hacer y luego, se las voy a ofrecer a mi General Villa, en premio a su valor y constancia”. Desde aquel día, esa obsesión domino a Uribe.

En el primer combate, en el cual cayeron como 100 ex villistas, desertores de la División del norte, Villa que no hallaba qué castigo darles, porque le parecía poco fusilarlos, fue cuando se le acerco el “Güero Uribe”, quien le dijo:

“No se quiebre la cabeza, mi jefe, hay que cortarles   las orejas y dejarlos ir "pa" que por donde quiera que vayan no puedan   ocultar   que son juilones”.

Villa   se sonrió   de la ocurrencia y esto lo tomó Baudelio como aprobación   y empezó a cortar   orejas.  La tarde de ese día ponían   en libertad    a cien   desorejados. Se calcula que no menos de cinco mil   individuos   mutiló Baudelio “El Güero” Uribe, si anestesia y con una habilidad de carnicero.

Personajes de la Revolución (La Madre Cuca)


Refugio Esteves Reyes (La Madre Cuca)

Doña Refugio Esteves Reyes, también conocida como “La Madre Cuca”, fue la primera enfermera militar en México y es conocida como la “Florence Nightingale” mexicana.


Nació en 1881 y quedó viuda a los 25 años, para mantener a sus hijos, se trasladó a Guadalajara, donde se empleó como costurera en un hospital.

Al poco tiempo es trasladada como auxiliar al departamento de cirugía y por el interés que mostraba hacia los enfermos, el General Urquiza la ascendió a grado de Sargento Primero y la designa enfermera.

En 1902 formó un equipo de enfermeras llamado “Los Ángeles” que se extendió a varias ciudades del país. Participó activamente atendiendo a hombres caídos durante la Revolución Mexicana.

Refugio Esteves no contaba con conocimientos académicos de la ciencia de enfermería, la mayoría fueron producto de la práctica, la experiencia y el sentido común.

Condecorada en 1940 con la medalla del Mérito y del Valor, se le concedió el grado de Teniente Coronel. Murió en 1956.

Anécdotas de la Revolución (Los peluqueros y la Revolución)

Los peluqueros y la Revolución 


En cuanto a la actuación de los peluqueros   en la revolución, existen dos anécdotas, una trágica, la del peluquero del General Villa y otra algo chusca, que se desarrolló en una céntrica peluquería de la ciudad de Chihuahua.

Comencemos, con la primera, resulta que en el pueblo de Namiquipa había un peluquero de nombre Luis Rosas, muy amigo de Villa,  a quien  con frecuencia   le cortaba el pelo y lo afeitaba,   a  la  vez que  le  servía  para  informarle de cosas  que  le  interesaban, por lo que  el general le tenía  una  gran  confianza.

Sabido esto por uno de los jefes  carrancistas,  se trasladó a Namiquipa y, tras  de un  estrecho  interrogatorio   a que  sujetó  al peluquero,   acabó  por hacerle  una  proposición:  

“Le  dijo que  si en la próxima  ocasión  que  bajara de la sierra  Villa  y se  pusiera    en sus  manos  para  servirle, le cortaba   el cuello, le daba  mil  dólares”.  

Rosas se negó a semejante cosa asegurando que ni tenía ocasión  de ver  a Villa,   ni  valor   para  realizar  tal  acto,  en  el remoto  supuesto  de  que  llegara   a verlo.  El jefe insistió    aumenta
ndo    la oferta, pero aquél se negó de nuevo y así, en una especie  de regateo, la recompensa iba subiendo  de dólares hasta   que se cerró  el trato  bajo  las  siguientes bases:

“Cinco mil dólares, de los cuales recibiría dos mil al contado y los tres restantes cuando consumara el asesinato”

Seguro ya del trato, el jefe carrancista evacuó el pueblo de Namiquipa   y dos días después   entraba Villa con su gente y lo primero   que hizo fue dirigirse a la peluquería de su amigo Rosas, pues traía largo el cabello y bastante   crecidas las barbas.

Hubo los saludos de rigor y ocupó el general el único sillón que tenía el establecimiento,  no sin haberse  quitado   la "guayabera"  y  desabotonado  la  camisa,  dejando al descubierto su corto cuello. El peluquero comenzó a cortarle el pelo, luego empezó los preparativos para afeitarlo.

Nerviosamente agitaba la brocha   dentro de una enorme taza, produciendo jabonadura, con la que empezó a embadurnar la cara de Villa. A medida que el trabajo continuaba, Villa notó que le temblaba la mano a Rosas e incorporándose desconfiado le preguntó:

¿Qué te pasa hermanito?, ¿por qué tiemblas?

No tiemblo, mi general, es que anoche corrí una parranda y estoy así. Le contesto el general, “Ah, vamos, pos sigue tu  trabajo y  cuidado  con  que me vayas  a cortar”.

Pero el nerviosismo aumentaba en el peluquero y el General Villa, notó, que además lo veía con frecuencia en el espejo como si esperara la ocasión de que se quedara dormido, por lo que no pudiéndose contener se levantó del asiento y sacando   la pistola le dijo:

“Me vas a decir qué  tienes  o te  descerrajo   un  tiro”, el peluquero,  lívido como un muerto, le contó lo que había  pasado,  el  compromiso   contraído y  acabó  por  afirmarle que nunca sería capaz  de cometer  semejante traición, que los dos mil  dólares  que  le habían   dado  allí  los tenía,  mostrándole  el fajo de billetes  en uno  de los cajones,  con los cuales se iba  a ir a  Chihuahua  a establecerse o a devolvérselos al jefe carrancista.

Villa lo miro y le dijo: “Bueno hombre, si eso es todo, sígueme afeitando, pues no me voy a quedar a medias” guardo pistola. El peluquero le puso de nuevo el peinador, volvió a jabonarle la cara y continuó   su labor, nervioso todavía.

Cuando concluyó, Villa se abotonó la camisa, se puso la guayabera   y rápido como un relámpago sacó de nuevo el revólver y le dijo, disparándole un tiro:

“Toma pa’ que no andes aceptando   comisiones   de esa clase”.

Al escuchar   el disparo, entraron dos miembros de la escolta villista   que se habían   quedado afuera   y encontraron en el suelo, estremeciéndose en los últimos   momentos   de agonía, al peluquero. Le preguntaron a Villa: ¿Qué    pasa, mi jefe?

El general les contesto, nada,  es que  este  desgraciado   me había  traicionado, volvió a enfundar su pistola, brincó  sobre  el cadáver para   acercarse  al  cajón  de los billetes,   sacó el fajo, lo guardó en una de las  bolsas  del pantalón y, brincando   de nuevo  sobre  el cadáver,  salió  de la peluquería  y montó  a caballo, diciendo:  ¡Vámonos, muchachos!.

La otra anécdota, ocurrió en la ciudad de Chihuahua, resulta, que en tiempos de la revolución había un coronel de apellido García, este era un tipo impulsivo, sanguinario, mal hablado, pues decía muchas groserías. Platicaba en voz alta. Cierto día se dirigió a una peluquería ubicada en el centro de la ciudad de Chihuahua y a sus acompañantes les decía que a él nunca le gustaba que los peluqueros   le hablaran una sola palabra   mientras le cortaban el pelo.

Entró a la peluquería y vio junto a uno  de los sillones a un  individuo,   al parecer   peluquero,   que  estaba   sentado y le dijo:

“Vamos amigo a pelarme pronto, pero no me hable una sola palabra porque se lo lleva”.

“Señor” le contesto, parándose, es que, el coronel no lo dejo seguir, le dijo:

“Usted     se calla, tal por cual o le quito el resuello. Ya le digo que no me hable usted una sola palabra”.

“Pero, señor coronel, contesto el individuo”.

“Qué coronel ni qué ojo de hacha, a trabajar desgraciado y sin chistar” y como acompañó   a las palabras con la acción de sacar la pistola, el hombre aquel tomó un vestidor, se lo colocó al coronel y empezó a cortarle el pelo temblando.    

El militar tomó un periódico   y se puso a leer mientras el peluquero   cortaba   y cortaba, veinte minutos    después, el coronel   levantó   la cabeza para verse en el espejo y vomitando una andanada de groserías se puso de pie preguntando:

¿Pero   qué   diablos me ha hecho usted?  Estoy todo tusado, tal por cual”.

“Señor coronel ­dijo el pobre hombre­, considerándose en las cercanías de la muerte   al   ver que el militar   sacaba la pistola, “usted no me ha dejado explicarle”.

“¿Y qué me va a explicar, tal por cual”?

“Que yo no soy peluquero, vine a tomar la medida de los vidrios que faltan en esa vitrina   y esperaba   al maestro para ir a comprarlos, pero usted   me obligó a pelarlo”

Una sonora carcajada estalló en todos los que estaban en la peluquería.   El coronel, viendo   para   todos lados, optó por reírse también, y el pobre vidriero aprovechó el momento para salirse a todo escape y correr por la acera hasta dar vuelta en la primera   esquina.

El coronel se vio de nuevo en el espejo, riéndose.   Aquello parecían mordidas de burro, como suele decirse, y todo el mundo celebraba el incidente   con muchas risas.


La División del Norte (¿Cuál es el origen del nombre de “Los Dorados”?)


¿Cuál es el origen del nombre de “Los Dorados”

Hasta hoy en día, no resulta raro que todavía se especule sobre el origen del nombre de “Los Dorados” y es lógico que así sea, ya que ni los mismos dorados lo conocían, otra vez tomemos las palabras del General Juan B. Vargas Arreola, “Dorado de Villa” de sus memorias y citemos lo que dijo al respecto:

“Porque nos llamaban “Los Dorados”, no sabría   responder   de una manera categórica   y satisfactoria a esta pregunta, nosotros mismos no llegamos jamás a desentrañar el significado de esta designación que nos dio mi General Francisco Villa”.

Por lo cual, no existe un antecedente fidedigno, como, ni cuando a los miembros de la escolta del General Francisco Villa, se les llamo “Dorados”, hay muchas versiones sobre el origen de su nombre.

Unos afirman se les llamaba así, por las monedas de oro que  derrochaban   a manos llenas  a  la hora  de la victoria;  otros,  que  por los  uniformes,  que ceñidos por repletas  cananas  llenas de cartuchos, como signos de multiplicar, se  vislumbraban dorados  por la  acción  del  sol  y hay quien  afirma  que  se les llamó  “Dorados”, para compararlos con los plateados de El Zarco, personaje creado por Don Ignacio Manuel  Altamirano. 

Cabe hacer mención, que a través de los años se han escrito infinidad de libros malos o buenos, cierto o falsos del General Villa, pero sobre su escolta nadie ha escrito nada y eso es lamentable, bueno era lamentable, hasta que parecieron las memorias del General Juan Bautista Vargas Arreola, en donde, él nos describe en una reseña sin igual, como estaba integrada y operaba la mítica escolta de “Los Dorados de Villa” cuerpo tan singular, que a través del tiempo cruzo el umbral de la leyenda.

En lo personal, yo conozco dos testimonios hechos por dos personas, que pertenecieron a esa escolta uno es el Capitán 1/o. de Caballería Mariano Estrada Ramírez y el otro del General Juan Bautista Vargas Arreola, en sus memorias tituladas “A sangre y fuego con Pancho Villa”, de los dos, este último el más completo y el más valioso, por la sencilla razón que esas vivencias viene de una persona que desde el año de 1910 hasta 1917 en que salió herido, acompaño al General Francisco Villa.

Además, agrego, que es el único libro real dedicado al villismo y les doy las siguientes razones:

Primero: El autor de estas memorias, el General Juan B. Vargas Arreola, fue un destacado villista, como él mismo lo prueba, sin ningún alarde de auto elogio. 

Segundo: Porque en sus memorias se destacan rasgos y momentos claves de esa máquina de guerra que era la División del Norte, y que nadie antes ha señalado con tanta precisión, con tanto detalle, con tanta realidad. 

Tercero:  Porque al seguir uno a uno a los personajes de la única fotografía oficial que se conoce de los Dorados y que el general describe, no hace ver, que los dorados fueron seres humanos iguales a nosotros, con los mismos atavismos y los miedos que tenemos los seres humanos y

que al fragor de la batalla, despertó esa valentía que era requisito indispensable para pertenecer a tan famosa escolta.

Lo que resulta increíble, que, desde que se publicaron en los años de 1938 y 1939, en la revista Mujeres y Deportes, los historiadores hayan dejado pasar estas memorias y que bueno que fue así, porque hay tipos que se dicen historiadores y que se dedican a publicar libros, que distan con mucho de que sean verdad, ya que están llenos de imprecisiones muy marcadas y que fueron escritos de oídas.

Si quieren ustedes saber más de la revolución, deben leer los libros escritos por los personajes que participaron en ella, esas son las mejores fuentes que pueden ver. Saludos



La Batalla de Torreón (La Toma de Contacto, 20 de marzo de 1914)


La Toma de Contacto, 20 de marzo de 1914

A las 5 de la mañana de ese día, salen de Conejos en marcha las Brigadas “Zaragoza”, “Cuauhtémoc”, “Madero” y “Guadalupe Victoria”, al mando todas ellas del General Eugenio Aguirre Benavides, con el fin de apoderarse de Tlahualilo, para marchar después a Gómez Palacios y contribuir en el asalto a esa plaza y a la plaza de Torreón.

Por su parte, sobre la vía del ferrocarril que va a Bermejillo, avanza parte de la Brigada “Morelos”, el Cuartel General de la División y su Estado Mayor, al mando del General en Jefe, Francisco Villa, mismos que tienen contacto con un puesto avanzado del Ejército Federal en Peronal, integrado por 80 rurales, los cuales en su mayoría fueron liquidados.

Mientras tanto el General Tomas Urbina, con el resto de la brigada “Morelos”, que se encontraba en Las Nieves, Dgo., recibió la orden de avanzar con sus fuerzas hacia Mapini y tomarla, al costo que fuera, para esto, las fuerzas del General tomas Urbina, pasaron por las poblaciones de Pelayo y la Cadena, en su camino a Mapini, cuando estaban cerca del lugar, los puestos avanzados federales al sentir que podían ser flanqueados por las tropas que avanzaban por la vía del ferrocarril, se reconcentraron en Gómez Palacio, Dgo., por lo que, las tropas villistas ocuparon sin ningún problema Mapini.

Mientras tanto, después del combate de Peronal, las avanzadas villistas ocupaban Bermejillo, en el lugar había una guarnición integrada por 300 rurales, quienes al ver que marchaban las tropas villistas sobre ellos, presentaron un breve combate, para después retirarse hacia Gómez Palacio, Bermejillo, ya libre de enemigos, se instaló en ese lugar, el Cuartel General de la División del Norte, mientras que el contingente restante avanzo hacia la Hacienda de Santa Clara (Mapa 3)

Ya en Bermejillo, el General Francisco Villa ordeno que de inmediato se reparará la línea del ferrocarril de la Estación Yermo hasta Bermejillo, destruida por los federales en su huida hacia Gómez Palacio, la línea del ferrocarril reparada con algunas dificultadas, al quedar lista, se estuvieron concentrando en ese lugar todos los trenes militares, con las municiones, la impedimenta y la artillería.

Al mismo tiempo.  Las brigadas al mando del General Eugenio Aguirre Benavides atacan Tlahualilo y después de un duro combate se apoderan de la plaza, los federales evacuaron la plaza, dejando en el lugar 60 muertos y muchos heridos, mientras que las fuerzas villistas, solo tuvieron 8 muertos y 5 heridos

Mientras tanto en el Cuartel General, el General Villa se encontraba reunido con el General Felipe Ángeles, durante esa reunión se tomó contacto telefónico con el General José Refugio Velazco, comandante de la Plaza de Torreón, con el fin de solicitarle que le entregara las Plazas de Gómez Palacio y Torreón, con el fin de evitar un inútil derramamiento de sangre, a lo cual se negó el General Refugio Velazco, terminada la conversación telefónica y  a  partir   de ese momento se dieron   órdenes precisas para iniciar el avance sobre la Plaza de Gómez Palacio, en donde se sabía que estaba el Cuartel General de los federales.