lunes, 11 de junio de 2018

Hechos Trágicos de la Revolución Mexicana (El Asesinato del General Felipe Ángeles)


El Asesinato del General Felipe Ángeles

El General Felipe Ángeles fue el militar más preparado que participó en la Revolución Mexicana. Sobre su personalidad y hazañas existen muchos artículos y libros, que lo describen como un hombre bondadoso y honesto, características que demostró en la campaña zapatista, en donde siempre se comportó con honor, siendo benevolente con el enemigo, por ese motivo muchos zapatista pobres y humildes lo llegaron a estimar, por eso, varias veces le perdonaron la vida.

Sus detractores de ayer y hoy, como siempre, se encargaron de esparcir opiniones negativas  en su contra,  que lo describían como un ambicioso e intrigante, eso se estilaba en esa época tal como lo es hoy.

Los que lo conocieron, decían del general, que era un hombre apasionado y contradictorio, de espíritu crítico, accionista silencioso, de carácter humilde, activo, capaz de obedecer y dar órdenes mayores, interesado en sus acciones militares y políticas que lo llevaron a marcar una página más en la Historia Militar de México.

En la batalla de Aguascalientes su estrella empezó a declinar, hubo descontrol y la División del Norte fue derrotada, por lo anterior, en diciembre de 1915, se exilió en el Paso Texas, regresando al país el 11 de diciembre de 1918 con el propósito de combatir a Carranza. Se presentó con el General Francisco Villa y le presento el “Plan del Río Florido”, cuyo objetivo principal era la restauración de la Constitución de 1857.

Con el correr del tiempo, la relación con el General Villa se enfrió, porque no estuvo de acuerdo en que diera muerte a los familiares del general Maclovio Herrera, quien lo había traicionado,  tampoco logró unificar a las tropas que estaban en contra de Don Venustiano Carranza,  ni organizar disciplinadamente a las tropas villistas. Por último, no se adaptó a la guerra de guerrillas que llevaba a cabo Villa y terminó separándose de sus fuerzas, quedando al mando de sólo doce hombres.

Debido a una traición de uno de sus hombres, de nombre Félix Salas, el 15 de noviembre de 1919, fue capturado en una cueva del Cerro de las Moras, Cañón de San Tomé, Valle de los Olivos, en el estado de Chihuahua. Sus captores, civiles miembros de las defensas sociales de la entidad, fueron premiados con diez mil pesos.

Conducido a la capital de Chihuahua, se le formó Consejo Extraordinario de Guerra integrado por los Generales Gabriel Gavira Castro, Miguel M. Acosta Guajardo, Fernando Peraldí Carranza y José Gonzalo Escobar, durante su juicio el General Felipe Ángeles, pronuncio las siguientes palabras:

‘Sé que me van a matar; pero también sé que mi muerte hará más por la causa democrática, porque la sangre de los mártires fecundiza las grandes causas. La gente que me escucha sabe que se me acusa de ser un hombre perverso; pero ella me comprende... ‘

Finalmente fue condenado a por el delito de rebelión. Durante la noche previa a su ejecución, el general rechazó confesarse antes de su muerte, pues aunque cristiano, no estaba de acuerdo con la Iglesia Católica: “Mejor que un confesor, debería estar aquí un psicólogo, que estudiara en provecho de la humanidad, los últimos momento de un hombre que teniendo amor a la vida, no teme perderla.”

Después escribió varias cartas, entre ellas una dirigida a su esposa Clarita, que concluyó así: “He tenido hasta ahora ternura y amor infinito por la humanidad y para todos los seres del universo. Desde este instante, mi ternura, mi amor y mi recuerdo serán para ti y para nuestros cuatro hijos”.

En la mañana siguiente, desde la ventana vio los preparativos para su ejecución. A la celda entro el Mayor Ignacio Campos, con el fin de señalarle el sitio en donde iba a colocarse para el fusilamiento, el general solo le pidió una gracia al mayor y esta gracia era, que cuando llegara al lugar, los soldados ya estuvieran con sus armas preparadas y al ponerse al frente le disparan. Cosa que el mayor cumplió al pie de la letra.

El comandante del pelotón de fusilamiento, el Teniente Ramón Ortiz, solo ordeno fuego y así, el General Felipe Ángeles Ramírez, cayó al suelo, un soldado se aproximó y le dio el tiro de gracia. Allá en Chihuahua termino la vida de un hombre que había sido gloria del Ejército Mexicano y que fue sacrificado en aras de la pasión que emergen del interior de nuestra condición humana.

El General Felipe Ángeles Ramírez, fue fusilado el 26 de noviembre de  1919, en el cuartel del 21° Regimiento de Caballería, ubicado, en ese entonces a un lado de la Penitenciaria de la Ciudad de Chihuahua. Actualmente hay sola casas y en una de ellas, la que está en contra esquina de la penitenciaria se encuentra una placa alusiva a su fusilamiento.

Al cumplirse el XXII aniversario de su muerte, fue nombrado "Hijo Predilecto del estado de Hidalgo", su entidad natal. La tumba del general se encuentra en el panteón de la Ciudad de Pachuca. Y en la lápida se lee el siguiente epitafio  “AQUÍ EN DONDE LA ETERNIDAD EMPIEZA ES POLVO Y NADA LA MUNDANAL GRANDEZA…..”

Por ultimo como dice el dicho "EL QUE A HIERRO MATA, A HIERRO MUERE", Don Venustiano Carranza murió asesinado casi un año después de la muerte del General Felipe Ángeles, para ser más exactos el  21 de mayo de 1920 en Tlaxcalotongo, Pue.

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