El Asesinato del General Felipe Ángeles
El General Felipe Ángeles fue el militar
más preparado que participó en la Revolución Mexicana. Sobre su personalidad y
hazañas existen muchos artículos y libros, que lo describen como un hombre
bondadoso y honesto, características que demostró en la campaña zapatista, en
donde siempre se comportó con honor, siendo benevolente con el enemigo, por ese
motivo muchos zapatista pobres y humildes lo llegaron a estimar, por eso,
varias veces le perdonaron la vida.
Sus detractores de ayer y hoy, como siempre, se encargaron
de esparcir opiniones negativas en su contra, que lo describían como un ambicioso e
intrigante, eso se estilaba en esa época tal como lo es hoy.
Los que lo conocieron, decían del
general, que era un hombre apasionado y contradictorio, de espíritu crítico,
accionista silencioso, de carácter humilde, activo, capaz de obedecer y dar
órdenes mayores, interesado en sus acciones militares y políticas que lo llevaron
a marcar una página más en la Historia Militar de México.
En la batalla de Aguascalientes
su estrella empezó a declinar, hubo descontrol y la División del Norte fue
derrotada, por lo anterior, en diciembre de 1915, se exilió en el Paso Texas, regresando
al país el 11 de diciembre de 1918 con el propósito de combatir a Carranza. Se
presentó con el General Francisco Villa y le presento el “Plan del Río Florido”,
cuyo objetivo principal era la restauración de la Constitución de 1857.
Con el correr del tiempo, la
relación con el General Villa se enfrió, porque no estuvo de acuerdo en que
diera muerte a los familiares del general Maclovio Herrera, quien lo había
traicionado, tampoco logró unificar a las
tropas que estaban en contra de Don Venustiano Carranza, ni organizar disciplinadamente a las tropas villistas.
Por último, no se adaptó a la guerra de guerrillas que llevaba a cabo Villa y
terminó separándose de sus fuerzas, quedando al mando de sólo doce hombres.
Debido a una traición de uno de
sus hombres, de nombre Félix Salas, el 15 de noviembre de 1919, fue capturado en
una cueva del Cerro de las Moras, Cañón de San Tomé, Valle de los Olivos, en el
estado de Chihuahua. Sus captores, civiles miembros de las defensas sociales de
la entidad, fueron premiados con diez mil pesos.
Conducido a la capital de
Chihuahua, se le formó Consejo Extraordinario de Guerra integrado por los
Generales Gabriel Gavira Castro, Miguel M. Acosta Guajardo, Fernando Peraldí Carranza
y José Gonzalo Escobar, durante su juicio el General Felipe Ángeles, pronuncio
las siguientes palabras:
‘Sé que me van a matar; pero
también sé que mi muerte hará más por la causa democrática, porque la sangre de
los mártires fecundiza las grandes causas. La gente que me escucha sabe que se
me acusa de ser un hombre perverso; pero ella me comprende... ‘
Finalmente fue condenado a por el
delito de rebelión. Durante la noche previa a su ejecución, el general rechazó
confesarse antes de su muerte, pues aunque cristiano, no estaba de acuerdo con la
Iglesia Católica: “Mejor que un confesor, debería estar aquí un psicólogo, que
estudiara en provecho de la humanidad, los últimos momento de un hombre que
teniendo amor a la vida, no teme perderla.”
Después escribió varias cartas,
entre ellas una dirigida a su esposa Clarita, que concluyó así: “He tenido
hasta ahora ternura y amor infinito por la humanidad y para todos los seres del
universo. Desde este instante, mi ternura, mi amor y mi recuerdo serán para ti
y para nuestros cuatro hijos”.
En la mañana siguiente, desde la
ventana vio los preparativos para su ejecución. A la celda entro el Mayor
Ignacio Campos, con el fin de señalarle el sitio en donde iba a colocarse para
el fusilamiento, el general solo le pidió una gracia al mayor y esta gracia era,
que cuando llegara al lugar, los soldados ya estuvieran con sus armas
preparadas y al ponerse al frente le disparan. Cosa que el mayor cumplió al pie
de la letra.
El comandante del pelotón de
fusilamiento, el Teniente Ramón Ortiz, solo ordeno fuego y así, el General
Felipe Ángeles Ramírez, cayó al suelo, un soldado se aproximó y le dio el tiro
de gracia. Allá en Chihuahua termino la vida de un hombre que había sido gloria
del Ejército Mexicano y que fue sacrificado en aras de la pasión que emergen
del interior de nuestra condición humana.
El General Felipe Ángeles
Ramírez, fue fusilado el 26 de noviembre de
1919, en el cuartel del 21° Regimiento de Caballería, ubicado, en ese
entonces a un lado de la Penitenciaria de la Ciudad de Chihuahua. Actualmente
hay sola casas y en una de ellas, la que está en contra esquina de la
penitenciaria se encuentra una placa alusiva a su fusilamiento.
Al cumplirse el XXII aniversario de su muerte, fue nombrado
"Hijo Predilecto del estado de Hidalgo", su entidad natal. La tumba del general
se encuentra en el panteón de la Ciudad de Pachuca. Y en la lápida se lee el
siguiente epitafio “AQUÍ EN DONDE LA
ETERNIDAD EMPIEZA ES POLVO Y NADA LA MUNDANAL GRANDEZA…..”
Por ultimo como dice el dicho "EL QUE A HIERRO MATA, A HIERRO MUERE", Don Venustiano Carranza murió asesinado casi
un año después de la muerte del General Felipe Ángeles, para ser más exactos el
21 de mayo de 1920 en Tlaxcalotongo,
Pue.
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