Transcribo
para ustedes el ultimo telegrama que le enviaron a Carranza los generales
villistas de la División del Norte, encabezados por el General Felipe Ángeles,
telegrama que fue, el punto de quiebre para el futuro del General Felipe
Ángeles, que años después le costó la vida, cuando fue asesinado por órdenes de
Carranza y cito:
"Su último
telegrama nos hace suponer que
usted no ha entendido o no ha querido entender nuestros dos anteriores. Ellos dicen, en su parte
más importante, que nosotros no tomamos en consideración la disposición
de usted para que deje el General Villa
el mando de la División del
Norte, y no podíamos
tomar otra actitud
en contra de esa disposición impolítica, anti constitucionalista y antipatriótica”.
“Hemos convencido
al general Villa de que los compromisos que
tiene contraídos con
la patria, lo
obligan a continuar
con el mando de
la División del
Norte, como si
usted no hubiera tomado
la malévola resolución
de privar a nuestra
causa democrática de su
jefe más prestigiado, en quien
los liberales y los
demócratas mexicanos tienen cifradas
sus más caras
esperanzas”.
“Si
él lo escuchara a usted, el pueblo mexicano, que ansía el triunfo de nuestra
causa. no sólo
anatematizaría a usted por
solución tan disparatada, sino
que vituperaría también al
hombre que en
camino de libertar
a su país de la
opresión brutal de
nuestros enemigos, abandona
las armas para
sujetarse a un
principio de obediencia
a un jefe
que va defraudando
las esperanzas del pueblo
por su actitud
dictatorial, su labor de desunión en
los estados que
recorre, y su
desacierto en la dirección de nuestras relaciones
exteriores”.
“Sabemos bien que
esperaba usted la ocasión para
opacar un sol que opaca el brillo de
usted y contraría su deseo de que no haya en la revolución,
hombre de poder que no sea incondicional carrancista, pero por sobre los intereses de usted, están los del
pueblo mexicano, a quien es indispensable
la prestigiada y victoriosa espada del señor General Villa”.
“Por
lo expuesto, participamos a usted que la resolución de marchar hacia el Sur es
terminante, y por consiguiente no pueden ir a ésa los generales que usted
indica. De usted atentamente. General
Felipe Ángeles”.
A
pesar de todos estos antecedentes, el rompimiento no se produce, todavía entre ambos jefes.
Carranza permite que Villa se dirija a Zacatecas y aguarda los acontecimientos,
la insubordinación de los generales villistas Carranza tuvo que tolerarla
circunstancialmente, debido a las condiciones específicas del frente.
El
distanciamiento definitivo y ulterior enfrentamiento, vendrá después de la
Batalla de Zacatecas, ya que dese mucho antes no había confianza mutua entre
ellos, porque si Villa desconfiaba de Carranza, tampoco Carranza confiaba en
Villa, esta falta de confianza iba haciendo más peligrosa la situación.
Al
menos para entender la desconfianza que el General Francisco Villa sentía por
Carranza. En sus memorias Villa menciona lo siguiente:
"A
poco de estar en Ciudad Juárez equipando mis fuerzas para emprender un nuevo ataque
sobre Torreón, supe que me había nombrado como superior al General Álvaro
Obregón, quien nada sabía, ni tenía que ver con los asuntos de
Chihuahua'".
Villa
sigue con su relato y nos recuerda su primera entrevista con Carranza:
"Llegó
el día en que nos vimos el Primer Jefe y yo, mi primer impulso fue de respeto hacia aquel anciano que traía
la representación del honor y la justicia, por la que nuestra gente se moría en
los combates, pero a las pocas palabras que hablamos mi sangre se empezó a helar,
porque comprendí que no le podría abrir mi corazón, pues para él no era yo un
amigo sino un rival “.
“Jamás
me miraba derecho y toda su conversación se reducía a recalcarme nuestras
diferencias de origen, haciéndome ver que él lo había sido todo: desde
presidente municipal, jefe político, gobernador, senador, hasta Primer Jefe”.
“Nada
había de común entre aquel hombre y yo; él era un político y yo un humilde
luchador, nos separamos aparentemente en buena armonía, me aguanté el disgusto
y me fui a atacar Torreón."
A
partir de ese momento, el General Francisco Villa, nunca le tuvo confianza a
Carranza. En lo particular, para mí, Carranza no merece estar en el sitio en
donde está, ya que con sus intrigas provoco que el movimiento armado se
extendiera más y hubiera muchos más muertos.
El
asesinato del General Emiliano Zapata y del General Felipe Ángeles, el primero
a causa de una traición hospiciada por él y el segundo, producto de un remedo
de consejo de Guerra, siempre fue una mancha a su gobierno, afortunadamente el
tiempo siempre hace pagar a todos los que como él se conducen con traición y en
este caso murió asesinado en Tlaxcalatóngo, Pue.
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