General
Juan Manuel Banderas “El Agachado”
Durante
la Revolución mexicana aparecieron muchos héroes anónimos, que mucha gente no
conoce y que figuraron con luz propia, este es el caso del General Juan Manuel
Banderas Araiza (A) “El Agachado”. Este personaje nació el 24 de junio de 1872,
en Tepuche, municipio de Culiacán, Sin.
“Su valor personal, la reciedumbre de su
carácter y su odio a la injusticia, era un hombre corpulento, fuerte, medía
1.90 metros de estatura y su sola presencia imponía respeto. Era valiente y
arrojado hasta la temeridad y nunca se dejó que le pisaran un callo. Hombre de
campo sincero y fuerte, bondadoso de corazón y firme en sus ideas
políticas". Cabe hacer mención, que por un defecto físico que le obligaba
a caminar encorvado, fue apodado “El Agachado”.
El
general Juan M. Banderas, se caracterizó por ser el jefe militar más importante
en Sinaloa, durante la revolución contra Porfirio Díaz; y el sinaloense más
destacado de los que lucharon junto a Villa y Zapata.
A
principios de del mes de enero de 1916, el General Banderas decidió rendirse
junto con el general Bachomo en Movas, después de sus derrotas en el norte de
Sinaloa y por haber perdido toda esperanza en el triunfo de la causa
convencionista.
El
1/o. de mayo de 1917, se incorpora al Ejército Nacional, con su grado de
General de Brigada, que le fue reconocido a partir de esa fecha, quedando a
disposición de la Secretaría de Guerra y Marina.
El
domingo 10 de febrero de 1918, a la 01:30 de la tarde, en la dulcería y
pastelería “El Globo”, de la ciudad de México. Banderas acababa de entrar al
establecimiento, cuando descubre que ahí se encontraba el coronel Miguel A.
Peralta acompañado de un hermano y de otro coronel, exclamando el general:
"¡Aquí está este diputadito h... que me insultó en la cámara!".
Peralta
lo había visto venir por la calle y estaba listo para defenderse, al escuchar a
Banderas le respondió llamándolo bandolero, el general se le fue encima, lo
abofeteo y lo tomó del cuello estrujándolo.
Peralta,
sin que Banderas lo percibiera, agarró su pistola y le hizo un disparó a
quemarropa, Banderas se tambaleó, Peralta le hizo otro disparo y el general
cayó al suelo, herido de muerte y murmurando que debía de haber usado su
pistola y que ahora ya se había amolado.
Temiendo
Peralta que lograra usar su pistola, estando ya caído le hizo otros cuatro
disparos, vaciando la carga de su pistola. Así, murió el General Juan M.
Banderas, “El Agachado”, en su acta de defunción se asentó que “falleció por
heridas de arma de fuego en la cabeza, tórax y abdomen".
El
coronel Peralta, fue procesado y absuelto por su fuero. Años después, para ser
más exactos, el 3 de octubre de 1927, el asesino del General Banderas murió
asesinado en Huitzilac, Morelos, junto con el General Francisco R. Serrano y
doce colaboradores cercanos, entre los cuales se encontraba su hermano, el
también general Daniel Peralta. Se cumplía otra vez la máxima de que “el que a
hierro mata a hierro muere”
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