sábado, 21 de julio de 2018

Los Imperialistas: Carlota I Emperatriz de México


Carlota I Emperatriz de México


La Emperatriz Carlota Amalia de Bélgica o Carlota I de México, nació en el castillo de Laeken cerca de Bruselas, Bélgica, el 7 de junio de 1840. Fue una de las hijas del matrimonio formado por el Rey Leopoldo I de Bélgica y la Princesa Luisa María de Orleans.

En el año de 1857 contrajo matrimonio con Maximiliano de Habsburgo, archiduque de Austria, quien siete años después sería coronado emperador de México.

El 10 de abril de 1864, los príncipes Maximiliano y Carlota recibieron en el Castillo de Miramar a la comisión enviada por la Junta de Notables de México para ofrecerles el trono del país, el cual aceptaron creyendo que era una petición de todo el pueblo. El 12 de junio de aquel año llegaron a la capital de México, y luego se instalaron en el castillo de Chapultepec.

En el corto tiempo que duro el Segundo Imperio de México, (1864-1867), la emperatriz asumió las funciones propias de su rango, y durante las ausencias de Maximiliano, encabezó la regencia del Imperio.

La presión de las tropas republicanas encabezadas por el Presidente Benito Juárez y la imposibilidad de Maximiliano para mantener el control militar en el país, aunado a lo anterior, la posible salida de las tropas francesas de México y ante la posibilidad de perder la Corona, tuvo que viajar a Francia en el año de 1866, en busca de apoyo del Emperador Napoleón III.

Tras serle negado el apoyo, la emperatriz marchó a Roma para entrevistarse con el Papa (Es la primera mujer que duerme en El Vaticano). Fue entonces cuando se manifestaron los primeros síntomas de su enajenación mental, agravados por el fusilamiento de su marido en México.

Ella pasó el resto de su vida en aislamiento, primero vivió en el pabellón del jardín “El Gartenhaus” del Castillo de Miramar. Posteriormente, la familia real belga la alojo en el Castillo de Tervueren. Después residió en el Palacio Laeken y finalmente fue alojada en el Château de Bouchout en Meise, Bélgica. lugar en el que quedó recluida hasta su muerte a los 86 años, a causa de una neumonía el 19 de enero de 1927.

Las crónicas de la época dicen, que en su lecho de muerte ella murmuro lo siguiente:

"Recordadle al universo al hermoso extranjero de cabellos rubios. Dios quiera que se nos recuerde con tristeza, pero sin odio"

Según el historiador mexicano Luis Weckmann sus últimas palabras fueron:

"Todo aquello terminó sin haber alcanzado el éxito".

Sus restos reposan en la cripta de la Iglesia de Laeken, lejos de los restos mortales de su marido, que descansan en la Cripta Imperial de la Iglesia de los Capuchinos en Viena.

En cuanto a los orígenes de su locura se manejan muchas versiones, las cuales, todas ellas no han sido compradas, van desde que una vieja curandera de filiación juarista, le dio un brebaje que la volvió loca o hasta que se volvió loca por el amor que le tenía a Maximiliano. Lo cierto, que la enfermedad mental que padeció fue paranoia y esquizofrenia, que se acentuó al enterarse de la muerte de su marido.







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