jueves, 12 de julio de 2018

Los Insurgentes: (General Manuel de Mier y Terán, “Su suicidio”)


General Manuel de Mier y Terán, “Su suicidio”

El General Manuel Mier y Terán, nació en la Ciudad de
México, el 18 de febrero de 1789. En el año de 1814 se incorporó al movimiento de independencia con el grado de Teniente Coronel, posteriormente fue ascendido a coronel por el Congreso de Chilpancingo.


En el año de 1815, encabezo la junta que trato de disolver el Congreso de Chilpancingo, a la muerte de Morelos, pretendió asumir la jefatura de las fuerzas insurgentes, cosa, que no fue aceptada por los demás caudillos insurgentes, se decepciono del movimiento y se retiró de la lucha, pidiendo el indulto a la Corona Española.

Cuando se dio a conocer el Plan de Iguala, suscrito por Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, se reincorporó a la lucha bajo las órdenes del General Nicolás Bravo. Fue Ministro de la Guerra en el gobierno de Don Guadalupe Victoria, el cual dejo por tener ciertas discrepancias con el presidente, sigue ocupando puestos en los gobiernos siguientes.

Tuvo una decisiva participación en la victoria contra las fuerzas invasoras de Isidro Barradas, que en 1829 intentaron reconquistar México para España; sin embargo, sus méritos le fueron escamoteados por Antonio López de Santa Anna, quien se atribuyó toda la gloria de la campaña. Pocos años más tarde, este mismo personaje lo desplazó de la contienda por la Presidencia.

Poco después, se trasladó al estado de Tamaulipas, en donde tuvo deseos de conocer los detalles que rodearon a la muerte de Agustín de Iturbide. Debido a la depresión por conocer el fin del consumador de la independencia “se levantó muy temprano, vistió su uniforme con especial esmero y regresó al cementerio de Padilla. Ahí desenvainó su espada, la apoyó sobre una superficie y se arrojó sobre ella, quitándose la vida” el 3 de julio de 1832.

Don Carlos María de Bustamante reconocido historiador de la época, narra lo siguiente en su Diario Histórico de México:

“Aquel día se afeitó, vistió con sus mejores galas, permaneció algunas horas en el mismo lugar donde estuvo preso Iturbide, y con el espíritu sereno tomó su espada y se atravesó el corazón. Si la república había sacrificado a Iturbide 8 años antes ahí mismo en Padilla, en un acto de inmolación, quizá tratando de redimir a la Patria, Terán se suicidó frente a la tumba del libertador”.

Bustamante concluye su narración:

"Dios le haya dado paz a su alma y que su suicidio no haya sido criminal a los ojos de Dios, sino efecto del trastorno de su cerebro"".

Conclusión:

El General Manuel de Mier y Terán, era una persona muy reconocida por sus contemporáneos, por su excepcional inteligencia, talento, esmerada educación y unos modales irreprochables. El General Manuel de Mier y Terán parecía el candidato ideal para ocupar un día la Presidencia de la República, al finalizar la lucha por la independencia. Sin embargo, no logró concretarse debido a la astucia y jugarretas de Antonio López de Santa Ana.

El Generalísimo José María Morelos, tenía muy buen ojo para elegir a sus colaboradores; prueba de ello fueron Mariano Matamoros, Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, los Galeana y los Bravo. De este grupo, Mier y Terán fue considerado el más brillante de todos, distinción que reconocían incluso los realistas.

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