Durante
la tarde y noche del 22 de junio, se suscitaron varios combates esporádicos en
las líneas de defensa de los federales, en uno de ellos resulto herido en el
brazo el General Maclovio Herrera, además, los fuegos de la artillería federal
desmontaron varias piezas de artillería en Veta Grande y San Antonio, causando
varios muertos y heridos.
El
General Francisco Villa le consulto al General Felipe Ángeles el traslado de
las baterías villistas a otra posición durante la noche, con el fin de
sorprender al enemigo.
En
sus memorias el General Felipe Ángeles, al respecto le comento:
“¿Ve
usted aquellos cañones federales en la punta
del cerro de “El Grillo”, pues vera mi general, esos señores oficiales
piensan que están muy bien fortificados, pero no lo están”
“La
artillería siempre debe estar oculta a los ojos del enemigo, no debe colocarse
en donde todos la vean, porque así puede ser fácilmente batida”
El
General Villa le pregunto sobre la seguridad y confianza de que los
emplazamientos nuevos se pudieran realizar entre las sombras de la oscuridad
El
General Ángeles le contesto, que estaba completamente seguro de poder hacerlo y
que se auxiliarían con el faro del cerro de “La Bufa” con lo que los federales
exploraban el campo revolucionario.
Asimismo,
expreso satisfacción por la pericia de sus oficiales y le dio parte al General
Villa que los mayores Federico Cervantes, Bazán y el capitán Espinoza de los
Monteros, tenían amplias instrucciones para llevar a cabo el nuevo
emplazamiento de las baterías durante la noche, la tarea era ardua, porque en
si eran 24 cañones, los que iban a cambiar de posición.
Siendo
las 10 de la mañana del 23 de junio de 1914, a la señal de un cañonazo que se dio
desde la Mina de la Plata, comenzó el ataque en todos los frentes, abriendo
fuego todas las baterías desde sus posiciones sobre las líneas de defensa
enemigas.
En
número de 5 mil hombres, avanzaron desde la Mina de La Plata y Veta grande,
hacia los cerros de “Tierra Colorada” y “Tierra Negra” las tropas comandadas
por los generales Tomas Urbina, Severino Ceniceros, Eugenio Aguirre Benavides y
los coroneles Raúl Madero y González, todo este conjunto de tropas estaba al
mando de los generales Tomas Urbina y Felipe Ángeles.
Desde
el noroeste y atacando sobre el flanco derecho, avanzaron aproximadamente 5 mil
hombres encabezados por los generales Trinidad Rodríguez y Rosalío Hernández,
todas estas tropas estaban al mando del General Francisco Villa acompañado por
su Estado Mayor y su escolta.
Por
el poniente y a la derecha del eje de ataque del General Villa, marchaban
contra el cerro de “La Sierpe” aproximadamente 2,500 hombres al mando de los
coroneles Martiniano Servín y Mateo Almanza.
Avanzando
por el suroeste y partiendo de San Antonio, avanzaban 6 mil hombres al mando de
los generales Toribio Ortega, Maclovio Herrera y Manuel Chao, teniendo como
objetivo los fortines federales ubicados en La Estación y sobre las faldas del
cerro de “El Grillo” y “Clérigos”
Por
el sur y sureste, avanzando hacia los cerros de “El Refugio” y “Clérigos”,
avanzaban 3 mil hombres al mando de los generales Pánfilo Natera, Santos
Bañuelos, Tomas Domínguez, Cervantes y Caloca
Asimismo,
desde el oriente, avanzando del pueblo de Villa de Guadalupe hacia las alturas
del Crestón Chino, ubicado en el Cerro de “La Bufa”, avanzaban tropas en número
de 2,000 mil hombres al mando de los generales Domingo Arrieta, Martin Triana,
Jose Carrillo y otros jefes más.
De
esta manera la Plaza de Zacatecas, se encontraba sitiada por aproximadamente
23,500 revolucionarios, pertenecientes a la División del Norte, a la División
del Centro y a las tropas de Durango, además, apoyaban el ataque
aproximadamente 46 cañones, ubicados como sigue: 24 cañones en la Mina de La
Plata y Veta Grande, 10 cañones en San Antonio y 12 cañones apoyando el avance
de las tropas de Pánfilo Natera.
Mientras
que la guarnición federal estaba integrada por aproximadamente 12,500 hombres,
más dos mil más que llegaron al último de refuerzo, al mando del coronel Tello.
Los federales contaban con 13 cañones emplazados, perfectamente pertrechados.
Los
14,500 hombres, estaban distribuidos equitativamente en los cerros de “La
Bufa”, “Tierra Colorada”, “Loreto”, “La Sierpe”, “El Grillo”, “El Padre” y en
Guadalupe y “El Crestón Chino”. Los cañones
estaban emplazados en las alturas de “La Bufa” y “El Refugio”.
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